Una buen cuento se propaga y extiende, se recrea de formas imprevisibles entretejiéndose sobre sí mismo para formar una ilusión. La ficción genera más ficción, al igual que los recuerdos que nos marcan, que terminan convirtiéndose con los años en sombras oníricas de lo que fue.
Por su propia naturaleza, como la de los amores pasados, los buenos cuentos están hechos de materia inasible, pero su fragancia nos acompaña inevitablemente más allá de su última página.
Sigamos. Hablemos de cuentos con Juan Casamayor.
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